domingo, 4 de noviembre de 2012

Azotín y la comida de Zurullo


Soy maleducado y grosero por naturaleza. Por naturaleza muerta, claro. Porque nadie es irremisiblemente grosero salvo las monjas, que lo llevan en los hábitos. Pero es que hay veces que no puedo hacer nada para evitarlo. Cuando me topo con ciertos individuos mis pensamientos son los que son y mi fascista interior se pone en marcha.

A mi querido presidente del gobierno le deseo todo lo mejor en el terreno personal, en serio. Quiero que sea feliz, millonario, guapo, que se haga torero y le salgan agujetas de tantas vueltas al ruedo que de... Pero sobre todo le pido que ME DEJE EN PAZ. En realidad espero que nos deje en paz a todos los españoles, que lo que queremos es trabajar, poder disfrutar del fruto de nuestro trabajo y sacarnos mocos con la uña del dedo meñique de la mano derecha. Y hacerlo con tranquilidad.

Día a día espero que llegue el momento en que este insigne personaje y sus secuaces anuncien su dimisión. Y ese día diré en alto eso que podéis leer en la viñeta, lamentándolo mucho por la mierda (mi querido Zurullo), que sin duda consumirá el resto de su vida entre sobres de Almax.

Y por favor... que después alguien tire de la cadena, que del resto se encargarán mis patos adiestrados...

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