lunes, 19 de noviembre de 2012

Azotín y las memorias de Aznar


¿Quién no ha tenido un "lapsus linguae" alguna vez en su vida? ¿Quién no se ha equivocado al escribir unas palabras y ha puesto la "b" en el sitio de la "h" o ha empezado "mamá" con "y"? Pues hombre... el Sr. José María Aznar ha cometido algunos pequeños errores al empezar a escribir sus memorias y eso es muy humano...

Gracias a Dios que tenía cerca a su querida esposa, y sin embargo amada, Ana Botella, que le hizo ver su error. De ahí que el segundo borrador tratara sobre la vida de... Monseñor Escribá de Balaguer. Pero en algún momento del relato no coincidían algunos datos, así que ese segundo escrito lo pudo ver Jaime Mayor Oreja que, al tanto de todos los acontecimientos protagonizados por Aznar, se apresuró a enmendar los errores... Y en una semana la vida de Adolf Hitler se titulaba "Memorias de Aznar".

¿La solución definitiva? Pues hombre... ¿para qué están los amigos? Una periodista de gran valía y fiabilidad, Ana Rosa Quintana, le mostró al matrimonio Aznar-Botella el camino a seguir: que se lo escriba otro. Y así fue. Desde la más absoluta objetividad y rigor periodístico, la plantilla del diario La Razón elaboró el documento final, que pronto decorará los escaparates de todas las librerías del Opus Dei del mundo entero.

Pero yo estaba en el lugar adecuado en el momento adecuado, o sea, de noche y borracho en el cubo de la basura de la casa de Aznar... y me pude hacer con aquél primer borrador...

Cuánto amor desprende, ¿verdad?

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