Llega el invierno, queridos amigos. Llega el frío, las humedades, los catarros, las bufandas y... debería llegar la calefacción, ¿verdad? Pues no, al menos en mi caso. No tengo pasta para la calefacción, no tengo pasta ni para calentarme a bofetadas. Pero alguna ventaja tengo que sacar de ser delgadito y totalmente falto de escrúpulos.
Así que aquí me tenéis, en el culo de una vaca, el lugar más selecto del mundo, porque es de donde han salido nuestros más egregios dirigentes. ¿Hundido en la mierda hasta el cuello? Así ya estaba, al menos esta mierda está calentita, y no olvidéis que además tengo acceso permanente a la fábrica de la leche. Estoy intentando que la vaca coma granos de café para poder sacar un descafeinado todas las mañanas, pero el animal dice que no, que o es café de Colombia o no traga.
Y si... también tengo sexo.
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