Joder... salí a la calle dispuesto a ir a una fiesta de Halloween, pero por casa no tenía mucho que ponerme, así que se me ocurrió utilizar la única careta que tengo y una camiseta de esqueleto de los chinos. A mi paso los hombres lloraban, sus mujeres se suicidaban, los bebés consumían ácidos alucinógenos y los niños mayores bailaban canciones de Georgie Dann.
Todo era caos y pánico, lágrimas y gritos de terror. Nunca jamás había conseguido un efecto tan devastador con mis disfraces anteriores... Las autoridades, incapacitadas para prohibirme seguir con el conjunto puesto, me pidieron por favor que hiciera algo para paliar en parte al menos los efectos. Y yo pensé: "¿Quién da menos miedo que Rajoy?". Inmediatamente me vinieron a la mente Freddie Kruger y Satanás...
Ahora la gente me ve y cree que el diablo es feo de cojones. Y que Freddie Kruger es más peligroso ahora por el cerebro que por las cuchillas...
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